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MELITA Y SU ABUELITA ESTÉFHANA
BY// DAMELYS
MARÍA MARTÍNEZ ROSILLO
CUENTO
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Un cuento lleno de amor. Motivos de unión familiar y valores que
consolidan la historia de MELITA
Que vive en y para el amor.
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CAPÍTULO I
EL PAISAJE REINANTE
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La tarde cayó temprano ese día de primavera en
la serranía Yisnia. El sol bordaba su luz con su traje de oro y nácar. Las
nubes doradas y azules habían empequeñecido por la lluvia tenue que cayó en las
primeras horas de la mañana. Estéfhana cuida de Melita, quien está sentada en
una mecedora rosada, traída de las Islas Tarsis y Meteris, está tejiendo con su
abuelita un bello poncho para su mamita Vallecita, porque estará pronto de cumpleaños.
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CAPÍTULO II
EL CUMPLEAÑOS DE
VALLECITA
Melita, desea
sorprenderla con un regalo hecho por ella misma. Escoge del costurero de
Estéfhanas, hilos blancos con suaves pelajes, sus manitas vuelan entre las
agujas, su abuelita la enseña a tejer desde los 4 años, teje las medias para ir
al colegio, las hace y las vende a sus amiguitas por una buena suma de dinero,
luego, las utiliza para comprar los materiales para hacer más medias.
Mientras su abuelita
hace las panquecas con miel de albahaca. Ella conversa sobre los puntos de los tejidos. Su madre Vallecita, trabaja diseñando trajes con un sastre de una casa famosa
de modas de mujeres y hombres contemporáneos.
La mayoría de sus trajes están encargados de antemano, son únicos, con una visión en la que se une el hilo suave con tejidos de puntos.
La mayoría de sus trajes están encargados de antemano, son únicos, con una visión en la que se une el hilo suave con tejidos de puntos.
Flores, cuadros,
sedas, algodón puro traído de las Islas Vírgenes y de las Serranías de las
Vegas, más allá del río Color Dorado, un río asentado en la Ciudad de Eldoquix, lugar
en que nació Melita y toda su familia. Ciudad de árboles y frutas por todos
lados, vendedores en los rincones que buscan
exhibir sus mercancías entre los toldos de colores que se tienden a lo
largo de las anchas avenidas.
Melita, esa tarde
no fue a las tareas dirigidas porque su madre celebra su cumpleaños, desea
terminar el poncho, lo más pronto posible para que a la hora de la reunión, su
madrecita se contente por su regalo.
Su padre, José,
está por regresar del trabajo para compartir en familia el amor que siente por
ellos.
Le ha comprado un ramo de rosas rosadas y blancas a Vallecita traídas de las serranías de Tulipán. Es una tradición familiar que le traiga flores, a su esposa le encantan demasiado.
Le ha comprado un ramo de rosas rosadas y blancas a Vallecita traídas de las serranías de Tulipán. Es una tradición familiar que le traiga flores, a su esposa le encantan demasiado.
CAPÍTULO III
EL CONDADO
YISNIA, CIUDAD ELDOQUIX
La familia vive
en un condado pequeño en el que hace un intenso frío, allí se siembra,
mapueyes, batatas, auyamas, frijoles, caraotas, arroz y variedad de vegetales para
vender a toda las ciudades adyacentes.
José tiene un
gran cultivo de batatas y auyamas, las vende en su tienda, a veces, Melita
acompaña a su padre a la tienda para ayudarle a vender. Las colocan en cestas
limpias de madera y las rellenan con hojas de plátanos secas, para evitar los
golpes, y se conserven frescas.
CAPÍTULO IV
Suena el timbre de la puerta y empiezan a
llegar los invitados para el cumpleaños. La familia de Estéfhanas viene de la
playa Grande, trae pescados y otros frutos recién sacados del mar. Mientras
vienen los mesoneros a preparar las brasas para hacer la parrilla con los
productos marinos. Melita sale del costurero con su regalo, su
padre viene detrás con el suyo y su abuelita, aparece con los dulces recién
sacados del horno para dar a los invitados, la familia está feliz, esperan a la
señora que está por llegar del trabajo. Suena la corneta del carro, avisando
que ya llegó Vallecita, aparece la madre de la familia sonriendo a todos los
presentes para reunirse e iniciar la fiesta.
Todos están felices
y contentos sonríen con las fotos para el álbum familiar.
Melita saca su regalo con timidez y se lo
entrega a su madre, le dice: ¡Mamita! Toma este poncho que te regalo para que
lo uses cuando tengas frío! ¡Gracias, mi pequeña! Le dio un abrazo y un beso.
Su madre está
feliz de tanto amor recibido. Se levanta de la silla y da un breve discurso
dando las gracias a todos.
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