LÁGRIMAS DE CRISTAL, LÁGRIMAS VERDADERAS
(25-04-2017)11.30 Am
PARA LOS ADORADORES EN ESPÍRITU Y VERDAD
UN CUENTO PARA JESÚS, HOMBRE DE MIS DÍAS, MI SEÑOR Y SALVADOR.
by// Damelys María Martínez Rosillo
Esa mañana de Abril conocí al hombre de la guitarra, un instrumento de cuerdas de oro. Hombre con manos poderosas, con olor a madera traída del bosque de las coníferas. Plantas de pino, abetos. Hombre, Hijo de Dios.
Su melodía fluyó como la canción del humo del incienso del sacerdocio santo de Melquisedec. Sacerdocio creado en la belleza de la Cruz, cuando desgarró la luz del día, cuando la tierra retumbó y se abrió. Cuando el sol se oscureció, después de haber gritado:¡Padre, perdona a estos hombres, porque no saben que soy tu hijo!
Lo alejaron del mundanal ruido, en una cueva lo metieron. Al tercer día salió del lugar, con un arma poderosa, hizo la guerra a la muerte, detuvo la vida. Se apoderó de las llaves de la Bondad y la vida. Superó a la ciencia, resucitó sobrenaturalmente.
Ahora, es el Rey del condado del cielo. Cielo Rey, Rey del mar de cristal, formado por ríos de lágrimas de cristal, recogidas por ángeles libres llevadas al Trono de la Gracia.
Lágrimas cristalizadas, semejantes a diamantes con luces de auroras boreales, con truenos y relámpagos y fuego del Espíritu Santo de Dios.
El otro hombre de la guitarra terminó su carrera musical, emprendió, un camino equivocado. Buscó fama y renombre en espectáculos desviados. Ganó fortuna, aplausos, dinero despilfarró. Se sentó con los reyes, título nobiliario recibió. Su yo íntimo flaqueó. Conocía poco de Jesús. Ahora, llora, con lágrimas de cristal. Ahora, enfermo suplica que le perdone, por los pecados de amor falso que consiguió.
Otro, guitarrista primario con su voz enronquecida entona adoración, de tanto amar al Creador, nuestro Padre.
Se acerca a la gloria de Dios para meditar su Palabra. En lo profundo de su ser hay dolor, ahora perdona al agresor. Un feroz, falso aliento, lo consumió. Sus lágrimas naturales, son diamantinas. Las conserva en un pañuelo para entregarlas a Dios cuando lo vea.
Mientras espera, por su venida, sonríe, camina al sol primaveral. Su inocencia perdida quedó en las tarimas de lobos feroces.
Escenarios envilecidos con crueldad, sus compañeros extintos quedaron en la ciudad, en la otra vecindad, comiendo pizzas, en platos de cartón. Vidas desordenadas, vidas en muerte.
Otras guitarras sonaron afeando el lugar.
Ahora, el hombre de la guitarra se despierta en otro universo sideral, una galaxia diferente de amor y vida. Sus hermanos y hermanas le reciben con abrazos y calidez. Su alma y espíritu fueron rescatados por el Rey del Universo, el que tiene las llaves de la eternidad, sólo el abre y cierra su Reino Celestial.
¡Gloria a Dios!