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miércoles, 17 de mayo de 2017

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MELITA Y SU ABUELITA ESTÉFHANA
BY// DAMELYS MARÍA MARTÍNEZ ROSILLO
CUENTO
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Un cuento lleno de amor. Motivos de unión familiar y valores que consolidan la historia de MELITA
Que vive en y para el amor.
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CAPÍTULO I
EL PAISAJE REINANTE
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La  tarde cayó temprano ese día de primavera en la serranía Yisnia. El sol bordaba su luz con su traje de oro y nácar. Las nubes doradas y azules habían empequeñecido por la lluvia tenue que cayó en las primeras horas de la mañana. Estéfhana cuida de Melita, quien está sentada en una mecedora rosada, traída de las Islas Tarsis y Meteris, está tejiendo con su abuelita un bello poncho para su mamita Vallecita, porque estará pronto de cumpleaños.
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CAPÍTULO II
EL CUMPLEAÑOS DE VALLECITA

Melita, desea sorprenderla con un regalo hecho por ella misma. Escoge del costurero de Estéfhanas, hilos blancos con suaves pelajes, sus manitas vuelan entre las agujas, su abuelita la enseña a tejer desde los 4 años, teje las medias para ir al colegio, las hace y las vende a sus amiguitas por una buena suma de dinero, luego, las utiliza para comprar los materiales para hacer más medias.
Mientras su abuelita hace las  panquecas con miel de albahaca. Ella conversa sobre los puntos de los tejidos. Su madre Vallecita, trabaja diseñando trajes con un sastre de una casa famosa de modas de mujeres y hombres contemporáneos. 
La mayoría de sus trajes están encargados de antemano, son únicos, con una visión en la que se une el hilo suave con tejidos de puntos.
Flores, cuadros, sedas, algodón  puro traído de las Islas Vírgenes y de las Serranías de las Vegas, más allá del río Color Dorado, un río asentado en la Ciudad de Eldoquix, lugar en que nació Melita y toda su familia. Ciudad de árboles y frutas por todos lados, vendedores en los rincones que buscan  exhibir sus mercancías entre los toldos de colores que se tienden a lo largo de las anchas avenidas.
Melita, esa tarde no fue a las tareas dirigidas porque su madre celebra su cumpleaños, desea terminar el poncho, lo más pronto posible para que a la hora de la reunión, su madrecita se contente por su regalo.
Su padre, José, está por regresar del trabajo para compartir en familia el amor que siente por ellos. 
Le ha comprado un ramo de rosas rosadas y blancas a Vallecita traídas de las serranías de Tulipán. Es una tradición familiar que le traiga flores, a su esposa le encantan demasiado.

 CAPÍTULO III
EL CONDADO YISNIA, CIUDAD ELDOQUIX

La familia vive en un condado pequeño en el que hace un intenso frío, allí se siembra, mapueyes, batatas, auyamas, frijoles, caraotas, arroz y variedad de vegetales para vender a toda las ciudades adyacentes.
José tiene un gran cultivo de batatas y auyamas, las vende en su tienda, a veces, Melita acompaña a su padre a la tienda para ayudarle a vender. Las colocan en cestas limpias de madera y las rellenan con hojas de plátanos secas, para evitar los golpes, y se conserven frescas.

CAPÍTULO IV

LA FIESTA
Suena el timbre de la puerta y empiezan a llegar los invitados para el cumpleaños. La familia de Estéfhanas viene de la playa Grande, trae pescados y otros frutos recién sacados del mar. Mientras vienen los mesoneros a preparar las brasas para hacer la parrilla con los productos marinos. Melita sale del costurero con su regalo, su padre viene detrás con el suyo y su abuelita, aparece con los dulces recién sacados del horno para dar a los invitados, la familia está feliz, esperan a la señora que está por llegar del trabajo. Suena la corneta del carro, avisando que ya llegó Vallecita, aparece la madre de la familia sonriendo a todos los presentes para reunirse e iniciar la fiesta.
Todos están felices y contentos sonríen con las fotos para el álbum familiar.
Melita saca su regalo con timidez y se lo entrega a su madre, le dice: ¡Mamita! Toma este poncho que te regalo para que lo uses cuando tengas frío! ¡Gracias, mi pequeña! Le dio un abrazo y un beso.

Su madre está feliz de tanto amor recibido. Se levanta de la silla y da un breve discurso dando las gracias a todos.

domingo, 14 de mayo de 2017

A INOCENCIA. CUENTO.By// Damelys María Martínez Rosillo

A MI MAMITA
CUENTO
By// Damelys María Martínez Rosillo

Melita le escribe una carta a su mamita Inocencia, y la llama por teléfono para leérsela. Marca el número de su casa en Maturín. Su madre tiene 82 años, y es una anciana muy inteligente, despierta, amorosa y rozagante. Su cabellera dorada y rubia, con rizos fuertes y gruesos, le dan una belleza europea, de las antiguas tribus normandas. Melita la ama con toda su alma, y se lo dice cada vez que la llama. Ella, le habla de Jesús, y le dice que el Señor la ama. 
Su madre no fue a la escuela, pero educó a once hijos, todos estudiaron y se graduaron. Inocencia oye el teléfono y sale corriendo a atenderlo.  ¡Ajá! ¿Quién es? Pregunta. Melita le responde y le dice: ¡Soy yo, mamita!¿Cómo estás? Ella, le dice: ¡Bien, bien! e inicia una charla larga contándole los pormenores de su vivir diario. ¡Le acabo de poner unos cambures a los pájaros!Le dice a su hija. Melita se ríe, y le dice ¡Mamita! ¡Te felicito por el día de la madre! Su madre le responde ¡Gracias!Cuándo vienes?Melita, se encoge de hombres y le responde ¡Un día de éstos te visitaré! Te voy a leer una carta que escribí para ti. 

Querida Madre. Amada flor de mis días, hoy, te regalo una canción, para que sientas que te extraño con toda mi alma. Anhelo mirar esos cabellos dorados y esa piel fina y blanca, traída desde lejos. Tus ojos verdes o grises azulados, tus manos que tantos cuidos me prodigaron. Estás a dos horas de mí,  ése mi consuelo, ayudados por el hilo telefónico oramos una sencilla oración, conversamos, ahora te hablo de mi Señor, y un Espíritu Santo Verdadero. Eres mi madre y amiga, amada Inocencia.

Hoy, tomo la Prosa  Poética en mis labios para decirte lo que siente mi corazón.
¡Te amo, Madre!
Me has enseñado que los luchadores somos triunfadores.Me enseñaste que el camino de la fe es provechoso cuando creemos que todo es posible sí puedes creer. 

Me enseñaste a no rendirme jamás, a luchar con el estómago vacío, por no tener un pan. A luchar en la abundancia y en la escasez. Nos preparaste para el devenir, enfrentando los retos del hoy y del ayer. Tu motivación nos llevó a ser los mejores de la comarca. Nos decías, que sí visitábamos una casa, y nos ofrecían pan, dijéramos que ya habíamos comido, que nos fuéramos del lugar, porque en las casas ajenas, molestan a los demás. Me hiciste creer en mí misma, y a pensar que todo estaría bien. Me hiciste creer que los estudios están primero que el placer.

Trepé por los grandes riscos, sin mirar atrás, sin miedo al vacío existencial. Mi inocencia la mantuve, gracias a ti, madre. 

Inocencia, como tu bello nombre. Mi alma agradecida promueve el amor a Dios, ése que nos enseñaste, en la casa humilde, cuando Perucho nos dejó, para irse a la otra vida. 

Ése amor que nos arropaba, cuando hacías la gran arepa, y la dividías en siete pedazos, con tus escasos conocimientos de lógica-matemática, nos mostrabas la teoría de la suma, resta, multiplicación y división, de los pares que se juntan para tener amor y sueños, de la raíz cuadrada, del seno y el coseno.  Los untabas con mantequilla, y un poco de café claro para estimular el pensamiento de unos adolescentes en crecimiento necesitan,  en la mesa de la cocina. 

Hoy, madre amada, siento tanto amor por ese amor y mimo que me dabas, al atender mis llamados, de hija cuarta. Somos seis, hijos tuyos, ahora somos hijos del Gran Dios del Cielo, los otros cinco del anterior matrimonio de tu esposo.

Sin tener conocimientos de psicología, nos enseñabas que el mejor camino es caminar hacia la motivación de la vida, que los logros se alcanzan en la medida que pensamos, son reales y se proyectan como las redes cibernéticas in crescendo. 

Cuando buscabas la correa para darme unos cuerazos, era mi corrección.
Era una niña que hacia travesuras, hoy mujer todavía las hago. Ahora, el Espíritu Santo me corrige, salí de tu parentela, amada madre.

Me hice mujer. Siendo niña, aquel día que menstrué por vez primera, sentí miedo, decírtelo. Fue un trauma doloroso, dejar de ser niña y usar aquellas toallas tan grandes en mi interior. Me enseñaste del aseo personal y del cuidado de la mujer.
No sabía nada de la vida cuando salí de casa. Salí en victoria, con el título en la mano a servir a mi país, Venezuela. Hoy, sirvo al Dios Vivo, a mi Señor Jesús, a mi familia. Cuando llevé a mi novio, él que sería mi esposo, te lo presenté, me aconsejabas cuando reñía con él. Hoy, ya no está, a ambas nos dolió su partida. ¡Te amo, mamita!

¡Y, soy feliz,  deseo que también lo seas!

¡GLORIA A DIOS!
Ciudad Guayana, 14 de Mayo, de 2017

Hora 10:20 A.m



domingo, 7 de mayo de 2017

CUENTO
By// Damelys María Martínez Rosillo

LA NIÑA MELITA  VA AL ESPACIO EXTERIOR A BUSCAR AL TERCER PLANETA.
Melita, la niña de 11 años, intrépida, valiente, sagaz, sabia, prudente, respetuosa, responsable. Papá Dios, la seleccionó para ir en búsqueda del Tercer Planeta.

CAPÍTULO I
La niña Melita va al espacio exterior a buscar el tercer Planeta. El Planeta de la Rectitud y del Amor.
Papá Dios, le encomendó esta misión.
Es una misión secreta, no la puede divulgar a nadie. Él la vino a visitar, el segundo domingo de Mayo, a las 3 A.M. Esa madrugada antes de salir el Sol, sumamente preocupado por los acontecimientos que ocurrirán en los días venideros. Se sentó en la cama, le alisó los cabellos, con sus bellas manos gigantes y repletas de amor y perfume de todas las flores, y de los Álamos, Cedros, Pinos, Acacias. Eucaliptos, Fiscos, Olivos, Vides, Araguaneyes  y Sarmientos que ha creado, para la humanidad.

CAPÍTULO II

LA ENCOMIENDA

Le dijo: ¡Melita, a ti, encomendaré esta tarea, sé que puedo confiar en ti! ¡Veas lo que veas!, ¡oigas lo que oigas!, ¡sientas lo que sientas!, no te inmutes porque los días postreros están por venir, la raza que creé y eduqué bajo mis preceptos, está en peligro de extinción.
Melita, le respondió a Papá Dios,¡ Está bien, Papá Dios!, la acepto, gracias por confiar en mí. ¿Dime qué debo hacer?
¡Oye, bien! -Te llevaré_ en el carruaje de fuego de los Profetas, te dejaré allí, en el Tercer Planeta, y Yo, estaré vigilando todos tus actos. Vas a estar sólo medio día, porque el Oxígeno se está formando. Allí no habrá contaminación, ni suciedad. Nadie derramará petróleo, ni gas, ni oleaginosas.  Y los peces y delfines vivirán jugando eternamente.
Mi Espíritu Santo te guiará. Melita, respondió: ¿Qué haré?
Primero, abrirás un pequeño hueco con mis dedos, allí, plantaremos una semilla que brotará en el acto. La planta crecerá y crecerá hasta llegar a la Tierra, y todos los que me han amado serán guiados por el Espíritu Santo, y Él los guiará. Todo estará oscuro, no veas a los lados porque es el propio espacio exterior. La planta crecerá en la medida que tú avances. Todos los que han creído en mi nombre, treparán por ella, y salvarán la vida. Debajo, el petróleo se derramará y el lago de fuego arderá y todos los que me han desafiado, los que han hecho maldades, ellos quedarán sumergidos y se volverán restos fósiles.
¡Ésa es tu tarea! ¡Yo, estaré contigo y no te dejaré caer al vacío!
Harás un segundo hueco con mi mano, y allí hallarás agua, hay una pequeña botella que vaciarás en el lavabo que encontrarás, y allí se formará un río que será el nuevo País, el de la Rectitud.

El Tercer Planeta es el de la Rectitud, allí, vivirán sólo los rectos de corazón, los que han amado con el amor puro y sincero sin deseos pecaminosos, sin sedición, ni lujuria. Allí, sólo vivirán los rectos de corazón. Será encontrado por ti, amada hija. ¡Gracias, Padre! Le dijo: Melita. ¡Te amo, Padre! ¡Con todo mi corazón!
En ese Planeta vivirá la nueva raza humana. Pura, sin mancha ni arrugas, y vivirán cerca del Trono de la Gracia.
Allí, verás a mi Hijo, jugar con los niños, aquellos niños que sus padres abandonaron, y murieron en el camino de sus días.  Aquellos, puros y sinceros que no se han desviado de su camino, y los que con un corazón
 sencillo me han velado siempre. Los que han disfrutado y han creído en todas las Promesas del Fruto del Espíritu que les he regalado.
Allí, cada uno, tendrá su morada. Cuando, me corresponda inaugurarla, te daré una pequeña porción del Pan de Vida, para que puedas durar eternamente, para prepararte para la otra misión.

CAPÍTULO III

¿QUÉ PASARÁ CON EL PLANETA TIERRA?

La Tierra, el planeta que EL Gran Yo Soy construyó con tanto amor para su raza. Una raza poderosa en los primeros tiempos, pero, hasta que llegó mi primera hija Eve, y me faltó el respeto. Y, Yo, el Gran Yo Soy, de tanto dolor, por esa hija, que se había acostado con su hermano Adán, la primera persona que nació del barro, la eché fuera de mi casa porque se enalteció y sedujo a su hermano. No quise saber nada de ella. Ella quedó embarazada, y tuvo a los dos hermanos a Caín y Abel.
La Tierra primera la mandé a destruir, y sólo Noé y su familia se salvaron. La Tierra segunda la mandé a destruir y sólo se salvó Abrahan y Lot y su descendencia porque fueron obedientes y les amé cada día.
El Planeta Tierra será destruido, por los Aliens amarillos. A ellos no les gusta el planeta verde, ni la raza humana. Tampoco gustan de los animales, detestan la felicidad, y la sonrisa de los niños que emanan de sus caritas sonrosadas. Odian la rectitud y la Vida del amor. Solo viven pensando en cosas desagradables y no descansan porque viven pensando en cosas terribles. No, les gusta el agua, ni bañarse, por eso cierran los grifos para no hacerlo. Tampoco les gusta el mar. Ni sus olas. Poco disfrutan de las bellezas naturales. Y, cuando lo hacen se deprimen y se vuelven locos. Detestan el sol y sus rayos.
La raza humana, es la más bella por eso, Yo, el Gran Yo Soy, te mando para que seas tú quien encuentre esa Tierra, ese Plantío nuevo.

CAPÍTULO IV

NUEVO LUGAR CELESTE

Padre Celestial, está muy molesto por la reacción del Alienígena que busca atropellar el Planeta. Me dijo que tomará todas sus aguas y las llevará a ese nuevo Lugar Celeste. El lugar de la Patria Nueva, para que el Lucero del Alba lo alumbre. Allí sentirán el Poder de la luz del Omnipotente y Majestuoso Dios, el Señor de todos los Ejércitos.
 Me acarició mis cabellos, me dio, una descripción bellísima, sobre este lugar. Sus calles son de oro puro. Las casas todas son de piedras preciosas, un lugar Santísimo, en el que vivirán todos los que suban por la Planta del Bien que tú sembrarás, Melita.
Luego, abrirás un tercer hueco con mis dedos y allí encontrarás en pequeños envases como cápsulas, a todos los niños que nacieron y se hicieron Santos antes de nacer. Ellos serán sacados de sus estuches y serán los nuevos adoradores que me alabarán con todo su amor, con todo su corazón, con toda su alma y mente. Y, su Majestad, el Rey Jesús, los entrenará sin ningún temor. Y allí, estaremos seguros todos bajo la cubierta de mis alas. Cantarán a una sola voz con los cuatro Seres Vivientes.
Así que, ya puedes comunicar a todos, que sí alguno se arrepiente de sus maldades, Jesús, mi Hijo los llamará y tratará de entrenarlo para que suba por el árbol del Bien. La única vía, para llegar al Tercer Planeta, es Jesús. Por eso vino a la Tierra, a hablar del nuevo Cielo. De la vida guiados por el Espíritu Santo para enaltecer al Gran Yo Soy. ¡Melita! Me despido. Sé qué la nueva misión será llevada a cabo por ti. Tengo confianza en que la realizarás, ayudada por mi Espíritu Santo.
¡Gloria a Dios!